Amanece y entre brumas mi voz,
cual gorrión que se levanta,
busca una rama frente a tu puerta.
Ya no hay migas, ni siquiera,
una débil luz en tu ventana.
Sólo la crueldad del céfiro,
mis ojos con tu ausencia araña.
Ayer, cuando aún te soñaba,
me inundó tu cálido ser,
cual gorrión que se levanta,
busca una rama frente a tu puerta.
Ya no hay migas, ni siquiera,
una débil luz en tu ventana.
Sólo la crueldad del céfiro,
mis ojos con tu ausencia araña.
Ayer, cuando aún te soñaba,
me inundó tu cálido ser,
besos bajo las carpas.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario