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sábado, 16 de febrero de 2019

Un final triste

Hoy...
Caminaba descalzo,
la cabeza bien alta
y entre sus manos,
todo lo que le queda.
Tristes ojos perdidos,
nebulosa de un sueño,
lo sorprendió dormido;
para llevárselo lejos.
Allí, en el suelo marchito,
quedaron papeles viejos,
algunos de sus escritos,
dibujos que había hecho.
La verdad de mil destinos,
que nunca le llevaron lejos.
Los azules brillos se han ido,
en silencio se marcharon,
estridentes han venido:
la prisa ya se ha acabado,
porque sus ojos están ciegos.
Rafa Marín

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