Apareces de entre la nada,
como la niebla en los campos;
pidiendo mi voz y mirada,
ocultándote a mis ojos.
¿Acaso debo buscarte?
De las montañas salí,
ya no me recordaba nadie.
Me pides que no te maltrate,
vienes pidiéndome tu paz,
sin que nadie te llame.
Ahora, ¿a que podemos jugar?
No soy mas que una voz parlante,
perdido en este frío lodazal.
Tú, cuando de verdad necesites,
pon la verdad y tu cara delante.
Se comunista y también amante,
ofrecerte sin velos inquietantes;
vienes de la nada otoñal,
eres la niebla en los campos,
un fantasma que quiere jugar.
Rafa Marín
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