De lejos la veo venir,
con sus ojos y su necesidad.
Se la ve tan hermosa...
Ella, que de la vida es su caudal
y de las noches, su isla desierta.
Quizás algún día su sed se apagará.
Tiene, eso lo puedo jurar,
su absoluta verdad.
Un sueño en las alturas
y en el suelo los pies para pisar.
Rafa Marín
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