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sábado, 31 de marzo de 2018

La patrulla (relato corto)


La noche avanzaba sin otra novedad que la de la luna solitaria y silenciosa surcando el cielo estrellado. Hacía frío pese a ser ya verano y una ligera niebla se levantaba entre los árboles que bordeaban el camino que tomaba un aspecto espectral.

A lo lejos se veía el fulgor anaranjado de la ciudad.

Los dos hombres fuertemente armados caminaban y bajo sus botas la gravilla crujía monótona y acompasada. Se detuvieron y uno de ellos extrajo una cajetilla de tabaco, expulsaron el humo con evidente placer.

De repente, un fuerte grito quebró la noche y unos pasos comenzaron a acercarse entre el crujir de ramas rotas y una respiración estertorosa y brutal.

Con un gesto mecánico, casi indolente, ambos levantaron sus fusiles ya listos para disparar, a la vez que uno de ellos encendió la linterna. El ruido cesó, con un gesto, los dos hombres se separaron unos 3 ó 4 metros, encorvados y listos para el combate.

Quien fuera o lo que fuera, se apercibió de este gesto e intentó retroceder, la luz de la linterna se poso sobre él y el otro hombre abrió fuego. Fuese lo que fuese, recibió un impacto y aulló lastimeramente, entonces emprendió una huida alocada, los hombres corrieron hacia la espesura y esta vez dispararon los dos, una sombra oscura comenzó a revolcarse entre la hojarasca y quedó tendida, inmóvil.

Tal como había empezado acabó. Ahora el silencio era más espeso y el aire conservaba el olor de la pólvora.

Uno de los hombres tomó la radio.

- Beta 2 a control, cambio.

- Aquí control: informe beta 2.

- Beta 2 a control: hemos abatido a otro, balizamos lugar.

El paso cansino de los dos hombres volvió a hacer crujir con monotonía la gravilla del camino, encendieron otro cigarrillo y se alejaron.

A la mañana siguiente un camión recogió al enorme hombre-lobo abatido. El operario anotó: 5º. Y pensó:

- cada mes hay más.



Fin



Rafa Marín


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