Sobre las ruinas humeantes,
como fieras heridas y acorraladas,
hombres ensangrentados combaten.
Mueren los cuerpos, rugen las armas,
las puertas del averno se abren.
Acaso la piedad existe?
No hay honor en sus muertes,
la olvidaron los dioses sin alma,
la olvidaron los reinos y sus gentes.
Cayó la ciudad bajo la roja llama,
cayeron muros y elevados minaretes,
murió la piedad, murió sin hablar.
como fieras heridas y acorraladas,
hombres ensangrentados combaten.
Mueren los cuerpos, rugen las armas,
las puertas del averno se abren.
Acaso la piedad existe?
No hay honor en sus muertes,
la olvidaron los dioses sin alma,
la olvidaron los reinos y sus gentes.
Cayó la ciudad bajo la roja llama,
cayeron muros y elevados minaretes,
murió la piedad, murió sin hablar.
Rafa Marín
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