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sábado, 24 de marzo de 2018

Diario de a bordo (relato corto)

Diario de a bordo.
Hoy escribo estas letras, quizás las últimas.
Tuve que cortar los cabos de todas las velas, la epidemia los mató a todos, creo que hasta a las ratas, no puedo arriesgarme a zozobrar, me dejo arrastrar por la marea con la esperanza de ser visto.
Diario de a bordo.
Hace una semana desde la última vez que dije que serian mis últimas palabras, pero el tiempo pasa con una lentitud...
He empezado a dormir en cubierta, por si me despiertan olas costeras y así dejar caer el ancla y varar este enorme fantasma.
Diario de a bordo.
No he escrito nada en el último mes, para poder alargar el suministro de agua decidí beber todo el alcohol que transporta este cascarón gigante, anoche con la tormenta acumulé agua más que suficiente, pero siento que me acerco al fin del mundo.
Diario de a bordo.
Anoche creí ver luces en la costa, pero la mañana solo me trajo un banco de niebla y no puedo lanzarme al mar en busca de mi perdición. He trepado al mástil, más como ejercicio que como esperanza de ver algo que interrumpa la línea del horizonte.
Diario de a bordo.
Cuán ancho me parece el mar y el mundo, tengo perdida ya la cuenta del tiempo que este barco va a la deriva, a veces creo oír voces que me llaman y también música; creo que la soledad hace mella en mí y se me apodera la locura, cada noche lo veo.
En ese momento en un hospital:
- ¡Doctor! ¡doctor!,(la enfermera corrió por el pasillo en medio de un gran alboroto), el herido ha despertado, gritaba una y otra vez mientras corría.
La habitación del hombre que ahora salía del coma, se llenó de médicos y enfermeros. Todos anotaban las reacciones en él percibían y le hacían preguntas.
El herido solo atinó a preguntar.
- ¿Dónde está el barco?

Fin

Rafa Marín

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