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lunes, 12 de marzo de 2018

El cilindro (relato corto)

El soldado se acuclilló junto al cadáver, era el cuerpo de un hombre joven, muy fuerte y musculado, destacaba el tatuaje en su brazo izquierdo, típico de soldados, él llevaba uno igual.
Junto al cadáver había varias armas abandonadas y mucha sangre, la lucha pensó. Con gesto mecánico registró sus ropas, como esperaba sólo encontró dinero y un arma y munición. Iba a marcharse cuando reparó en algo que sobresalía del dobladillo del cuello de la camisa, se agachó y lo tomó con curiosidad; era un cilindro que parecía contener algo.
Con voz divertida llamó a un compañero.
¡Hey! mira, tenemos un muerto con historia.
El otro soldado se volvió sonriendo y dijo.
- Sólo es otro mercenario más, recoge sus cosas y vámonos, por cierto, la pasta a medias y no oses engañarme que ya sabes quién soy.
Todo hubiese quedado ahí, pero el joven soldado sintió curiosidad por el cilindro y decidió que cuando librara del servicio miraría dentro de aquel extraño cilindro.
Subieron al vehículo y emprendieron el regreso a la base.
En ese momento, una explosión destrozó el vehículo.
La mañana era fría y lluviosa, el funeral, como todos, fue triste y a ratos muy emotivo. De vuelta a casa, la mujer apretaba contra su seno la pequeña caja marrón. En su interior los objetos personales que tenía su hijo muerto en combate, dos chapas y un pequeño cilindro.
Ya en casa, depositó la caja en un cajón y allí quedó olvidada.
La guerra, como todas, dio paso a la paz y fue pasando el tiempo que acaba por mitigar el recuerdo y el dolor por los seres queridos que en ella perdieron la vida, la pequeña caja seguía olvidada.
Pasaron los años y la mujer ya anciana murió en soledad y sin otra compañía que la vieja herida de su hijo muerto en una olvidada guerra en un olvidado país por una olvidada afrenta que costó mucha sangre y arruinó a toda una generación de jóvenes inocentes.
El servicio de mudanzas limpió la vivienda, toda lo que en ella había útil sería destinado a los servicios sociales, lo que no, iría al vertedero.
El chico abrío el cajón y vio la pequeña caja marrón, miró dentro y tomando las dos chapas y el cilindro salió.
El chico, guardó las chapas y el cilindro en un bolsillo. Conducía camino de su casa, un camión se salto un semáforo e impactó contra el vehículo del joven matándolo en el acto.
Su madre, recibió de manos de la policía una pequeña caja con los efectos que llevaba...dos chapas y un cilindro.
Como ya imaginaran, la pobre mujer depositó la caja en un cajón y la olvidó.
Allí sigue la caja, con las dos chapas y el extraño cilindro, esperando a que un joven encuentre  la caja y se apodere de él.
Fin
Rafa Marín



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