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lunes, 12 de marzo de 2018

Dolorosa carne

No son hombres,
ni mujeres o niños,
son carne ultrajada
por la guadaña,
insensible muerte. 
Ilusiones,
sueños baldíos,
el erial sufrido
que la tierra ahora acoge.
Un ayer que ya
no quiere el mañana, 
tiempo finito,
dolorosa maraña de carne
inocente y sagrada. 
Míralos! Ves, tienen paz,
por eso amigo mío
sus voces no se levantan. 
Son bolardos que protegen
el ascendente camino,
un seguro contra la barbarie
que juró ser impía venganza.
Son esa bolsa
llena de monedas de plata...
son tres mil perdidas
y solitarias almas.
Rafa Marín

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