mirada fija de luz apagada,
el azul con sus ojos disputó,
lo más hermoso de su mirada.
De brillos el negro se llenó,
el hielo fue manta para su cara;
quizás una lágrima allí asomó,
ojos que nunca, nunca lloraban.
Nuevas horas y un nuevo sol,
con el tiempo vino la esperanza;
un día entero que ya pasó,
sin que nada en verdad pasara.
Otra vez la santa noche se acercó,
siempre de puros brillos engalanada;
otra vez el frío a él se aferró,
no tuvo descanso su alma cansada.
Otro día y a la vida otro adiós,
sin que la paz por fin le alcanzara;
solo el dulce trino de una voz,
un ángel que risueño lo encontraba.
Rafa Marín
otra vez el frío a él se aferró,
no tuvo descanso su alma cansada.
Otro día y a la vida otro adiós,
sin que la paz por fin le alcanzara;
solo el dulce trino de una voz,
un ángel que risueño lo encontraba.
Rafa Marín
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