Antonio se levantó, eran las seis de la mañana, se desperezó
dirigiéndose a la cocina, era su momento, su pequeño privilegio, desayunar el
primero.
- Jejeje, para eso era el primero que se levantaba.
Mientras se calentaba la leche y se hacían las tostadas se aseó.
Desayunó con hambre y preparó el desayuno para su madre, María.
En una perfecta operación de equilibrio, abrió la puerta y
encendió la luz. Con una sonrisa amable la despertó.
- Buenos días mamá, la ayudó a incorporarse y preguntó.
- ¿Cómo has pasado la noche?
Su madre le miró con una sonrisa triste y dijo.
- Bien, he dormido y no me ha dolido la espalda.
La ayudo a sentarse en la silla de ruedas y la llevó al baño, no
sin esfuerzo la pudo meter en la bañera y la aseó.
Mientras su madre terminaba de asearse, el puso una lavadora y preparó
la ropa de Juan y Andrés.
Después retiro la funda de la cama, adecentó el lecho y volvió a
ayudarla a acostarse.
Despertó a los dos niños pequeños, Juan de 7 años y Andrés de 5.
Les ayudo a vestirse, les preparó el desayuno y con una sonrisa feliz preparó
los almuerzos; cuando terminaron los niños de desayunar, fueron los tres a
despedirse de la madre.
Después se dirigieron a la parada del autobús. Eran las 8 de la
mañana y una fina llovizna pintaba de reflejos la acera y de verde los jardines
descuidados. El trayecto estuvo como cada día lleno de juegos y pequeñas
bromas. Una vez en el colegio, Andrés se dirigió a P5, Juan a 2° de primaria y
Antonio a 4° de primaria.
Esta era su rutina desde hacía dos años, cuando un accidente de tráfico se llevo a su padre y postró a su madre en una cama.
Esta era su rutina desde hacía dos años, cuando un accidente de tráfico se llevo a su padre y postró a su madre en una cama.
Fin
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario