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martes, 13 de marzo de 2018

Cegado por la luz

Cegado por la luz
de un duro amanecer, 
pequeños ojos que miran, 
hundidos en un río profundo.
Los halcones que llegan 
con su cruel canto,
no dejaron a las palomas 
ni respiro ni llanto.
Allí, cegado por la luz
de un duro amanecer, 
amparado por las grises sombras
que no te vieron nacer. 
Las manos tiemblan
de miedo y frío,
son tan pequeños los cuerpos
y tan profundo este caudaloso río.
Tanto, que mis ojos quedaron...
cegados por la luz de aquel duro amanecer.

Rafa Marín

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