Tras esa brumosa línea,
lejano y curvo horizonte,
al que mis ojos miran,
sin que en mi voz se note.
Son estás horas tan mías,
como las tuyas el brote
que será infinita poesía,
sin de nuestra piel roces.
Tu oído mi voz sentiría,
eco de los versos torpes
y la tuya que yo quería,
en el mío gemido y goce.
Tras esa brumosa línea,
todo sueños y reproches.
Rafa Marín
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