Son todas las aceras,
suelos fríos que arden,
para nunca traerte paz;
impías venas artificiales,
orillas sin olas ni espuma de mar.
Son urgencia en la mañana,
en la noche solitaria maldad;
aventuras de la infancia,
en la vejez otro obstáculo más.
Son ellas hoteles lujosos,
tumbas abiertas al cielo,
indecorosas y puras de verdad,
son el sueño de mil amores,
hoy luchadoras por la libertad.
Las aceras son caminos,
son tristeza y soledad.
Rafa Marín
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