La noche del tiempo
amordazó su historia,
el muro no distinguía.
Todos se asomaron
con sus duras cabezas,
pares de vacíos ojos,
que detrás nada tenían.
Así quedarán canciones
y poemas polvorientos;
legajos de viejas heridas.
Pronto volverá la noche
con otras viejas heridas,
con palabras y momentos,
con sucias y viles mentiras.
Héroes que no lo fueron,
las siempre inocentes víctimas,
pronto llegará la oscuridad,
mortaja cruel que todo lo olvida.
Rafa Marín
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