Vistas de página en total

sábado, 14 de abril de 2018

El internado (relato corto)

Aquel día, como el resto de todos los días de su miserable vida, no era su día; llovía torrencialmente y el grupo de jóvenes aguantaba en la explanada el discurso de bienvenida. Al parecer, el programa y el horario, eran los lemas - pilares de la institución. Le asignaron cama en el enorme dormitorio, previo cacheo, claro está, de cuerpo y equipaje. Le requisaron una marioneta y su navaja de cachas de marfil, un mechero de yesca y el tabaco ... a las 20:00 todos en el salón de actos ... repetían los altavoces. Se cambió de ropa y cuando se entretenía ordenando la taquilla, entraron algunos chicos mayores. Un par de ellos se fijaron en él, cometieron ese error de creerle débil por ser delgado y bajito. Media hora mas tarde estaba frente a la mesa del director, con la ropa desaliñada, un corte en un labio y una sonrisa muy grande. En frente estaba un hombre rechoncho y con cara de ser buena gente, se mesaba el ralo cabello y lo miraba entre asombrado y furioso. Es posible ... dijo ... que usted solo haya dado esa paliza a los 5 chicos de tercer curso ... lo dijo, pies sabía por las imagenes del CCTV, que había sido él. Miró el petate del chico, empujó hacia el centro de la mesa un sobre con los objetos requisados y le informó que un taxi, pasaría a recogerle en breve. El viaje fue largo y tedioso, pero a medía mañana llegó al nuevo centro. Frente a una nueva mesa y un nuevo tipo rechoncho, le tocó oír un nuevo discurso; volvieron a requisarle; marioneta, navaja, mechero y tabaco...una vez junto a su cama y su taquilla, otros dos chicos de tercer curso volvieron a fijarse en él. Como cada vez, una sonrisa se dibujó en su cara.
Fin

Rafa Marín

No hay comentarios:

Publicar un comentario