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viernes, 13 de abril de 2018

El matrimonio (relato corto)


Se conocieron una tarde de verano junto a una fuente en Roma. Ella vestía un ligero vestido marrón a topos blancos y el llevaba pantalón vaquero y una camisa blanca arremangada. Pamela, ella y él, un viejo sombrero de paja. Como se diría fue amor a primera vista.

Ella fiscal en una ciudad de provincias y él un joven emprendedor en el ramo de la informática, ambos viajeros incansables y con sed de conocimientos y aventuras.

Aquella noche fue especial, cenaron en un pequeño restaurante a la luz de las velas y mientras se contaban anécdotas, aprendían el uno del otro gustos y fobias.

Tras la cena, pasearon por callejuelas más o menos solitarias; en el cruce de dos de ellas, un grupo de chicos bajaba en sentido contrario a ellos, eran jóvenes bullangueros y ella temerosa se agarró a su brazo, él la rodeó por los hombros a modo de protección. Los chicos cambiaron de acera y no repararon en ningún momento en la pareja.

Se deshicieron del abrazo y quedaron uno frente al otro, ella se acerco y puso su boca entreabierta tan cerca de la de él, que el beso fue inevitable. Ya de regreso en España, el joven la llamó, quería verla y también hacerle una proposición.

El encuentro fue agradable y romántico, él le pidió hacer un viaje; el Amazonas más profundo, ella aceptó. Tras un par de años de encuentros y viajes, Nepal, Alaska, Islas Galápagos y Nueva Zelanda, decidieron que ya estaban preparados.

Llegó la primavera y con la estación llego la boda, una pequeña e intima reunión con la familia y varios amigos y amigas; ella relucía como una princesa y él, simplemente era feliz.

Decidieron que la luna de miel fuese en París. A la segunda noche de estar en la capital francesa tuvieron su primera discusión; no fue nada importante, pero si premonitoria. Cómo no pude ver su narcisismo...se preguntaba ella. Y él, no entendió su falta de empatía.

Regresaron a la casa que sería su hogar y allí tuvieron la segunda y esta vez monumental bronca; todo a causa del mobiliario y la distribución.

Aquella noche, durante la cena sus miradas eran ascuas resplandecientes de pasión y amor. Las peleas daban paso a noches tórridas y así llegaron al primer año de casados.

Se acabaron los viajes de aventura y los que hacían eran a paraísos de lujo y ocio. Una noche, mientras cenaban viendo la tele se miraron a los ojos y rieron como locos, porque esa noche descubrieron que eran un matrimonio.



Fin



Rafa Marín


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