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martes, 23 de octubre de 2018

Las sombras (relato corto)

Miró al suelo y sintió que el miedo lo inundaba; bajo sus pies estaba la sombra. Comenzó a correr dando alaridos, casi sin mirar por donde iba. Tropezó con varias personas, cayó al suelo, se levantó y miró a sus pies, ahí seguía. Cegado por la locura corrió otra vez.

Varios meses antes...

Cristóbal, se dirigió a su nuevo puesto de trabajo. Tras varios meses en el paro por fin la suerte había cambiado, hoy empezaba como ayudante en el archivo de la biblioteca de su pueblo. El trabajo era cómodo y no trabajaría los festivos.
Alberto, el titular lo recibió con una sonrisa a la vez que decía, menos mal que al fin me mandan a alguien que me ayude con el archivo. Le explicó a grandes rasgos su co metido y le recalcó, pregunta lo que no sepas y sobre todo que todo esté muy bien iluminado.
Pronto observó, que su "jefe" era un poco especial, pues en algunas zonas del archivo sólo entraba con varias linternas alumbrando al suelo. Allí, se demoraba lo mínimo y salía nervioso y a la vez aliviado. Estuvo tentado a preguntar, pero como no lo conocía calló.
Era viernes por la tarde y Cristóbal ya soñaba con el descanso. De repente sonó un alarido, era Alberto, se asomó al pasillo y vio como este, corría hacia él entre las sombras, se derrumbó a sus pies y entre palabras sin sentido y balbuceos, murió.
La muerte de Alberto, dejó muy marcado a Cristóbal, aunque le supuso un ascenso y un contrato indefinido. Por otra parte, la extraña muerte de su jefe, hizo que su curiosidad se desatase. De repente se vio trasteando entre las cosas y notas del fallecido.
Entre otras cosas, encontró unas notas antiguas, de personas que habían trabajado allí desde la creación del puesto varios siglos atrás. Todas hacían referencia a una sombra que crecía bajo los pies, se les llamaba gente sombra y eran una especie de demonios que te robaban el alma.
Estudió libros que la biblioteca poseía.
Al poco ya había descubierto que los cimientos del edificio estaban sobre una gruta y que esta en su día fue considerada la entra da a los infiernos.
Un día decidió compartir sus conocimientos con el alcalde, pero temiendo ser tachado de loco...calló.
La biblioteca era muy frecuentada, y para dar sitio a los lectores, la mayoría de los volúmenes se depositada en los sótanos, al poco se vio con linternas que iluminaban sus pasos.
Empezó a dormir mal y temiendo involucrar a alguien más no solicitó un ayudante.
Al finalizar la jornada, bajaba a los pasillos subterráneos con todos los volúmenes, había fabricado un carrito provisto de potentes focos que alumbraban al suelo y no dejaban crecer ninguna sombra. Un día, algo falló y se apagaron las luces, casi de inmediato el pasillo se llenó de susurros y sombras que iban creciendo. Huyó despavorido y decidió poner remedio a aquello como fuese. Consiguió rescatar el carrito de las luces y mejoró su funcionamiento. Además, con metódica obsesión fue robando agua bendita de la pila de la Iglesia, colocando depósitos de esta por todos lados del sótano. Incluso convenció al párroco para qué bendijera el edificio.
En su decisión por acabar con estas gentes sombra, se aferró a la fe católica y estudió exorcismos y varias formas de lucha contra los demonios.
Un día, decidió experimentar y se aisló en una zona del sótano, una vez estuvo todo preparado, apagó las luces y las gentes sombras acudieron, cuando lo rodearon, Cristóbal pulverizó agua bendita y a la vez encendió los focos; un horrible grito de agonía se dejó sentir. Ahora tenía una forma de combatir a esos demonios.
Dejó de relacionarse con los demás y cada noche la dedicaba a luchar con los demonios en los sótanos del edificio, poco a poco su salud se deterioró y cayó enfermo.
Cuando abrió los ojos, quiso moverse, se dio cuenta de que estaba atado con una camisa de fuerza y en una habitación de paredes acolchadas. Del techo perdía una sola fuente de luz y esta hacía que su cuerpo creara una sombra bajo sus pies...grito con todas sus fuerzas.
Entre tanto, en el edificio de la biblioteca, se descubrieron graves daños estructurales, por lo que se decidió ubicar la en otro edificio, mejor acondicionado y mucho más amplio.
El edificio de la antigua biblioteca quedó abandonado y nadie reparó nunca en las sombras que crecían en sus sótanos.

Fin

Rafa Marín




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