Hay tristeza en la lluvia que cae,
un gorrión en su rama callado,
una brizna que en el suelo verdea.
Hay charcos con ondas suaves,
reflejos que no son historia.
Hay luces de farolas entre la niebla,
sueños de amanecer,
que entre miedos esperan.
Hay en la lluvia deseo y saber,
tierra perfumada e insatisfecha;
manos de agricultor implorantes.
Hay esperanza en el cauce,
entre el carrizo y la ribera.
Hay en la lluvia un sueño de verdad,
alimento que será si es cosecha,
cielos grises y azules en soledad,
cuando pasan los días de otoño.
Rafa Marín
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