Desde mi lecho miro,
una gota de lluvia
que recorre el cristal
jugando a ser río.
Me acerco cansado,
con mis manos el vaho limpio,
la humedad fresca en mi piel,
se vuelve reconfortante alivio.
Esta mañana de otoño,
me habla de momentos
que serán olvido.
Tus manos inquietas, mi voz de niño.
Se filtra la luz por los cristales,
con un perezoso gesto,
la magia de lo cotidiano.
Hoy es una mañana triste,
desde mi lecho más que ver miro,
las gotas de lluvia sobre el cristal,
el reflejo de sus ojos preocupados,
mi piel amarillenta y mis manos sin brío.
una gota de lluvia
que recorre el cristal
jugando a ser río.
Me acerco cansado,
con mis manos el vaho limpio,
la humedad fresca en mi piel,
se vuelve reconfortante alivio.
Esta mañana de otoño,
me habla de momentos
que serán olvido.
Tus manos inquietas, mi voz de niño.
Se filtra la luz por los cristales,
con un perezoso gesto,
la magia de lo cotidiano.
Hoy es una mañana triste,
desde mi lecho más que ver miro,
las gotas de lluvia sobre el cristal,
el reflejo de sus ojos preocupados,
mi piel amarillenta y mis manos sin brío.
Rafa Marín
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