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sábado, 13 de octubre de 2018

La planicie (relato corto)

La tarde se llenó de niño, protestas vacías y chantaje. Era un sábado cualquiera y estaba intentando dejar de fumar, nada le salía bien y el niño aprovechaba cada ocasión para exasperarle. Yo no pienso subir a ese coche - dijo con jactancia y seguridad infantil.
Él levantó la vista un instante, lo justo para que el crío percibirá el gesto. Rompió a llorar, lo que faltaba -pensó- una escena así es más de lo que quiero aguantar. Se puso se pie y tomando las llaves anunció - estaré en el coche, no tardéis. Nadie respondió.
Sólo fue un parpadeo, pero algo había cambiado, notó aque zumbido especial en el ambiente, algo no iba bien. Sé giró hacia la casa, pero allí no había ni casa ni barrio ni nada, solo una meseta desierta y a lo lejos en el cielo, lo que parecían dos lunas enormes.
Sé sintió abrumado, de inmediato pensó en varias posibilidades, era profesor de física teórica y algo debía pensar se dijo. Alucinación, raedura espacio-tiempo, otra dimensión...un sueño? Seguro que estoy dormido y esto es fruto de los sueños. Sé impone la razón.
Tenía un truco para despertarse de los sueños, se echaba a dormir y al despertar el sueño no estaba. Se tumbó, pero el terreno pedregoso y polvoriento no le dejó dormirse. Sé levantó y miró alrededor, todo era inusualmente real, demasiado nítido y detallado dijo.
Sin saber aún como, se vio caminando hacia el horizonte, es raro, pero no hay un sol que ilumine, salvo estás dos lunas de aspecto fantasmal y lechoso. No hacía calor ni frío, pero el insistente zumbido era agotador. Sacudió la cabeza y busco un sitio al que ir.
Pero la planicie era uniforme e infinitamente vacía, nada que sirviera de referencia. Sin montañas, solo aquel horizonte lejano y estéril. Comenzó a sentirse otra vez extraño, no sabía cuanto tiempo llevaba allí, pero no sentía ni sed ni hambre ni cansancio.
Por un instante pensó en la muerte, y si estuviera muerto? Nadie sabía que pasaba después del óbito, se sintió triste al instante. Le habría gustado hacer tantas cosas, pero aquí estaba, posiblemente muerto y pegando por su comportamiento en vida, sonrió cansado.
Siguió caminando, sin interés y sin prestar ninguna atención, tropezó y cayó al suelo, quiso levantarse y no pudo. Una fuerza misteriosa le ataba al terreno, forcejeo y nada. Sintió miedo y gritó con todas sus fuerzas, algo se Rompió, lo noto al instante, se alegró.
Cerró los ojos, al abrirlos vio los ojos de su hijo, sonrió. Estás bien papá?
Has tropezado y caiste al suelo.
Se sintió confuso y feliz.
Di a mamá que nos quedamos en casa, dijo mirando a la ventana.
Fin
Rafa Marín



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