Te vistes de calle y ríes,
me miras despacio y dices;
niño, ¿dime que tal estoy?
En mi ojo te ves preciosa,
un ángel que para mí vive.
Te puedo medio imaginar,
cuando con Ricard juegas.
Tú, sin ser sirena me cantas
y sin ser Circe me embrujas,
para hacerme el más feliz.
Para ti, la más dulce esposa,
la mujer que me dio su si,
estas pequeñas estrofas,
que cada día renuevan en ti.
me miras despacio y dices;
niño, ¿dime que tal estoy?
En mi ojo te ves preciosa,
un ángel que para mí vive.
Te puedo medio imaginar,
cuando con Ricard juegas.
Tú, sin ser sirena me cantas
y sin ser Circe me embrujas,
para hacerme el más feliz.
Para ti, la más dulce esposa,
la mujer que me dio su si,
estas pequeñas estrofas,
que cada día renuevan en ti.
Rafa Marín
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