Se levanta la brisa y,
cual fantasma,
un susurro se despierta,
cual fantasma,
un susurro se despierta,
entre las hojas caídas.
Los bancos vacíos van
perdiendo la sombra,
del olvido de los viejos,
se llenan las cafeterías.
Los bancos vacíos van
perdiendo la sombra,
del olvido de los viejos,
se llenan las cafeterías.
Los niños camino del colegio, ríen.
La inocencia de sus juegos,
se llena de miradas que quisieran
en otras miradas ser poesía.
Todo se vuelve efímero,
un suspiro lastimado que escapa,
un latido que es todo un día.
Pero, a mis ojos le faltan,
las veredas verdes y los huertos,
el vuelo de las abejas y tus manos;
que por un momento quisiera mías.
La inocencia de sus juegos,
se llena de miradas que quisieran
en otras miradas ser poesía.
Todo se vuelve efímero,
un suspiro lastimado que escapa,
un latido que es todo un día.
Pero, a mis ojos le faltan,
las veredas verdes y los huertos,
el vuelo de las abejas y tus manos;
que por un momento quisiera mías.
Rafa Marín
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