Siempre había creído que el mundo la
odiaba, aquellas miradas furtivas, los cuchicheos que cesaban al entrar, la
salida presurosa de la gente al verla. Definitivamente si, no se sentía
apreciada y menos aún querida.
Vagabundeaba por lugares solitarios y aprendió a no dejarse ver. Recorría silenciosa las calles, a veces no era ni siquiera una sombra. Frecuentó soldados, hospitales y callejones mugrientos. Podría decirse que buscó la compañía de la muerte. Los años pasaban y en mente siempre la misma desconfianza, una brutal verdad que se aferraba a su psique y no la dejaba dormir.
Comenzó a vestir de negro, a acudir a funerales y a envejecer. Como lo hacen las manzanas, o las uvas que alguien se olvidó de recoger.
Desde hacía mucho, en su ausencia la llamaban "la parca", y al hacerlo, todo se ensombrecía, era como si un velo negro cubriera el cielo.
Vivía en una vieja mansión a las afueras de la ciudad, nadie la visitó nunca, ni siquiera el cartero. Los niños no jugaban en derredor de su jardín y ninguno tiró jamás una piedra contra sus ventanas.
Cuentan que una noche, una de esas de invierno, de cielos despejados y un frío intenso, la vieron salir desnuda al jardín, parecía que abrazaba al aire y rompiendo a reír, comenzó a bailar.
Lo cierto es que su cuerpo nunca apareció y pronto, pasó a ser un cuento que todos soñaban con olvidar.
Lo que tampoco supo nunca nadie, es que aquella fría noche invierno, ella bailó con Thanos y que su muerte fue dulce como sólo lo son, los besos de un amante.
Vagabundeaba por lugares solitarios y aprendió a no dejarse ver. Recorría silenciosa las calles, a veces no era ni siquiera una sombra. Frecuentó soldados, hospitales y callejones mugrientos. Podría decirse que buscó la compañía de la muerte. Los años pasaban y en mente siempre la misma desconfianza, una brutal verdad que se aferraba a su psique y no la dejaba dormir.
Comenzó a vestir de negro, a acudir a funerales y a envejecer. Como lo hacen las manzanas, o las uvas que alguien se olvidó de recoger.
Desde hacía mucho, en su ausencia la llamaban "la parca", y al hacerlo, todo se ensombrecía, era como si un velo negro cubriera el cielo.
Vivía en una vieja mansión a las afueras de la ciudad, nadie la visitó nunca, ni siquiera el cartero. Los niños no jugaban en derredor de su jardín y ninguno tiró jamás una piedra contra sus ventanas.
Cuentan que una noche, una de esas de invierno, de cielos despejados y un frío intenso, la vieron salir desnuda al jardín, parecía que abrazaba al aire y rompiendo a reír, comenzó a bailar.
Lo cierto es que su cuerpo nunca apareció y pronto, pasó a ser un cuento que todos soñaban con olvidar.
Lo que tampoco supo nunca nadie, es que aquella fría noche invierno, ella bailó con Thanos y que su muerte fue dulce como sólo lo son, los besos de un amante.
Fin
Rafa Marín
Rafa Marín
Bravísimo, me encantó 😊
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana
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