Es nuestra última noche,
sabemos que vamos a morir
y ya nada nos importa.
Nuestros ojos se pierden,
sabemos que vamos a morir
y ya nada nos importa.
Nuestros ojos se pierden,
en esa cálida mirada,
que no dice y que,
no hace falta que diga nada.
Es esta última locura,
que entre besos urgentes,
nos arranca la ropa,
para tirarnos al frío suelo,
como si fuésemos alimañas.
Las horas son un suspiro,
ya se asoma la madrugada.
Amarilla se filtra la luz pero,
no se oye el canto de la alondra.
La vida se perdió en esperas,
ahora que llegó la última noche,
la dejamos huir entre urgencias.
No habrá un fruto de amor,
ni siquiera habrá un adiós.
Solo gemidos en el frío suelo,
un infierno que abre sus puertas,
para decirnos:
- ¡sed bienvenidos!
que no dice y que,
no hace falta que diga nada.
Es esta última locura,
que entre besos urgentes,
nos arranca la ropa,
para tirarnos al frío suelo,
como si fuésemos alimañas.
Las horas son un suspiro,
ya se asoma la madrugada.
Amarilla se filtra la luz pero,
no se oye el canto de la alondra.
La vida se perdió en esperas,
ahora que llegó la última noche,
la dejamos huir entre urgencias.
No habrá un fruto de amor,
ni siquiera habrá un adiós.
Solo gemidos en el frío suelo,
un infierno que abre sus puertas,
para decirnos:
- ¡sed bienvenidos!
Rafa Marín
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