Sin buscar encontré su mirada,
tan pura como el cristal.
El sueño de una noche de verano,
que ni Shakespeare pudo imaginar.
Dos ojos que disiparon las niebla
y que los míos hicieron soñar.
Sin buscar encontré tu mirada,
entre aquellas paredes sin luz,
nació la primavera que tanto esperaba,
veinte años de gloria nada más,
como ya cantara aquel Gardel,
tangos que fueron luz y madrugadas.
Rafa Marín
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