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jueves, 1 de agosto de 2019

Malegrías

Cada amanecer se reía,
olvidaba el hambre vieja
y con sus manos escribía,
esas verdades tan serenas.
El dolor, el alma le partiría,
la sangre recorre sus venas,
un caudal que amor vertía,
cada vez que puede verla.
Mañana será toda mía,
mañana atenderá mis quejas.
El destino y sus malegrías,
que en vida hoy le entierran.
Optimista a sí se decía,
¿para qué arrastrar penas?
Pobre corazón que latía,
por la peor de las miserias.
Para él, ayer todo acabaría.
El no de su cruel reina,
lo escucho de voces ajenas.
¿A ese pobre, quién lo querría,
si sólo es dueño de su pobreza?
Malegrías de ese querer,
que sabe a hambre vieja.
Ciego que se niega a ver,
los desprecios de su reina.
Rafa Marín

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