Se encumbra el agosto,
noches de ruido agotador,
silencios que tiran al rojo,
aclamando a su dolor.
Son las cuerdas del potro,
torturas ya sin redención,
dicen que de amor fue loco,
mas yo pienso que es cabrón.
Puño levantado y hueso roto,
otra mujer que se murió.
Aquí tan contententos todos,
menos ellas y lo que quedó.
Lacra que sin alborotos niega,
porque ella se lo buscó.
Malnacidos de este agosto,
machos que no tienen perdón.
Ya se callaron casi todos,
políticos, jueces y hasta dios.
Maldita la sangre nacida,
de esta fuente del odio,
cuantas mujeres perdidas,
cuanto canalla que nació.
Por ellas mi voz redoblo,
el sufrimiento las abrazó.
Leyes que ciegas, no inspiran,
en los asesinos ningún temor.
Rafa Marín
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