La noche llega,
con su arrullo de estrellas,
con su quietud de un instante
y tu voz que es un fado.
con su arrullo de estrellas,
con su quietud de un instante
y tu voz que es un fado.
Las ventanas abiertas,
las manos que tiemblan
y un candil en la cocina.
La noche llega,
con su abrazo sincero,
con un suspiro anhelante
y en los labios un te quiero.
La noche llega sin tus ojos,
oscuridad que me vence,
es una herida latente,
en un jardín del averno.
La noche llega prisionera,
unos versos sin nombre,
en una cara sin brillo,
una pesadilla recurrente.
La noche llega,
pero nadie la quiere,
es sólo una pobre sombra,
con olor a resecos claveles.
las manos que tiemblan
y un candil en la cocina.
La noche llega,
con su abrazo sincero,
con un suspiro anhelante
y en los labios un te quiero.
La noche llega sin tus ojos,
oscuridad que me vence,
es una herida latente,
en un jardín del averno.
La noche llega prisionera,
unos versos sin nombre,
en una cara sin brillo,
una pesadilla recurrente.
La noche llega,
pero nadie la quiere,
es sólo una pobre sombra,
con olor a resecos claveles.
Rafa Marín
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