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lunes, 12 de agosto de 2019

La sala de espera ( relato corto)

Vuelvo a la sala de curas. Todo está normal, no hay gigantes ni ancianos acalorados ni nadie, estoy solo.
Hace fresco en la sala de espera.
Una niña aparece con un patinete y me sonríe, le devuelvo la sonrisa, mientras su mirada se torna inquisitiva. Me pongo nervioso y ella, se pone a berrear como una sirena de bomberos. Aparece su madre y la niña me señala. Ahora está llorando.
- Sin vergüenza, me espeta la madre.
- ¿Por qué? Respondo con mi cara más irónica.
- La está asustando, responde con desprecio.
- Mire, señora, que yo sólo sonría.
- Sólo sonreía ... sólo sonreía. ¿No sabe que a la niña le asustan las sonrisas?
- No, no lo sabía, también usted podría no haberla dejado sola.
- ¿Me está diciendo como he de cuidar a mi hija?
Me siento ofendido y me levanto, me alejo camino del ascensor.
A mi espalda suena mi nombre y un "no está"
Me giro, pero la niña y su madre ya están cerrando la puerta de la consulta.
Me vuelvo a sentar y espero.
Pasan los minutos, se está haciendo eterna la espera, ha pasado casi una hora. Llamo a la puerta, la consulta está vacía.
Me siento confundido, pero no hago nada.
Me vuelvo a sentar y sigo esperando.
Aparece una niña con un patinete y me sonríe...
Me levanto como impulsado por un resorte y huyo de allí. Al llegar a la salida, siento una mano en mi hombro.
Es una enfermera.
¿Es usted R. M.?
- Soy, respondo entre aturdido y nervioso.
Se ha quedado dormido, me dice.
Me guía hasta la sala de curas y mientras va retirado cuidadosamente el vendaje, me pregunta.
- ¿Sabe quién era la niña que lloraba en la sala de espera?
La miro, mientras va vendando de nuevo la puñetera herida.
No le respondo, al salir la sala está tan vacía como cuando llegué.
Salgo con prisa, prefiero no mirar atrás, aunque esté oyendo un patinete deslizarse.
Fin
Rafa Marín

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