Que duro es tu silencio,
terquedad que atormenta.
Sueño que se volvió tiempo,
porque tu voz no despierta.
Que cruel vive su presencia,
se muestra muro entero,
alto, firme y severo,
en él, no habitan grietas.
Y tu boca, dulce Icor,
enseñorea los diamantes,
que se ríen de mi dolor.
Y yo la quisiera embate,
rugido, trueno y fragor,
y que la noche nos calle.
Rafa Marín
No sé, si es una errata o no.
ResponderEliminarPero en la frase..
Y tu boca, dulce Icor,
No sería dulce licor...
Tal vez sea que esté equivocada yo.
El Icor, alimento de los dioses.
EliminarMuchas gracias, desconocida.