Morir y sin saber, seguir siendo,
como un viento en la pradera.
Ola de briznas verdes,
sueño que no regresa,
una soledad que no tiene sombra.
Correr sin una causa justificada,
llenando los trapos,
ondeando en las banderas.
Para acabar siendo olvido,
en las cumbres nevadas.
Morir siendo risa en las quebradas,
bruma entre los pinos
y oda en la distancia.
Rafa Marín
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