Llaman a la puerta, y el anciano, a la vez
que grita: ¡Va! Se dirige cojeando hasta la entrada de su casa.
Al abrir, en jovenzuelo de mirada
descarada, le espeta.
- ¿No ha visto el cartel?
El hombre le contesta.
- Si, lo leí ayer, ¿pasa algo?
- Que estamos trabajando y cae una gota.
- Pues no he usado el agua, responde
cansino el viejo.
El jovenzuelo, se ofrece a revisar la
mochila de la cisterna.
- Por si pierde, ha comentado, intentando
entrar.
El anciano le corta el paso y cierra con
un:
- Ya cierro la llave de la cisterna.
No ha pasado ni una hora, cuando el
jovenzuelo, vuelve a llamar.
Esta vez, el anciano no abre, sino que a
través de la puerta cerrada, le dice que ya ha cerrado la llave de la cisterna,
que él no está usando el agua, y que deje de molestar.
- Pregunte a la vecina, a ver si es ella.
- ¡Joder! Con el viejo de las narices, oye
mientras se aleja de la entrada.
Al cabo de un rato, se vuelves a oír
golpes en la puerta. El viejo, esta vez no se molesta en acercarse. Sólo
evidencia un gesto de cansancio y sigue con lo suyo.
Los golpes habían cesado, pero no por
mucho tiempo, al poco se recrudecieron. Hasta se oyó, que alguien reclamaba que
se abriera paso a la ley.
Los golpes fueron aumentando, hasta que al
final, la puerta cedió.
El primero de los agentes de policía que
atravesó el umbral de la vivienda, recibió un disparo en la cabeza.
Todos recularon y el anciano, rifle en
mano, se acercó a la entrada. Volvió a cerrar la puerta y la atrancó con un
mueble, él cual tumbó sobre ella.
Las llamadas de la policía por megáfono,
los gases lacrimógenos, las amenazas, nada sirvió. Al final, un operativo
especial de la policía, tomó al asalto la vivienda y el pobre viejo fue
abatido.
En la calle, el jovenzuelo sonriente,
alardeaba de haber sido el que avisó a las fuerzas del orden.
- Todo por no querer cerrar la llave de la
cisterna. Decía...
- La reparación del bajante, era solo
cuestión de una hora.
Entonces, acercándose, una mujer preguntó.
- ¿Quiere decir, que el pobre viejo se
negó a cerrar el agua de la cisterna?
- Si, respondió el joven, ¿se imagina la
estupidez?
La mujer, asombrada y llorando dijo.
- Han matado al hombre por una gotera de
la cisterna.
Un periodista, interviniendo, dijo.
- No, lo abatió la policía, porque éste
disparó al agente que iba a cerrar la cisterna.
La mujer, mirando al sujeto le espetó a la
cara.
- Esa vivienda no tenía agua, le fue
cortada hace unos meses por falta de pago.
Fin
Rafa Marín