Con las manos temblando
y el alma encogida,
como un perrillo atado
al pie de una carretera;
así me encontró.
Con la boca muda
y una historia que contar.
Saciado de sangre y odio,
cansado de vivir y de esperar.
Fue una mañana de otoño
y por vez primera,
no estaba junto al mar.
Rafa Marín
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