Bajo estos cielos
de la insensatez,
tantas horas perdidas,
sin espejos donde poderse ver.
Sobre este albero,
camino sin su Alicia,
piedras sin dueño,
soledad entre la noche
soledad entre la noche
y el cruel amanecer.
Voy, más por inercia,
que por querer,
quemando primero las suelas,
para quemar luego los pies.
Rafa Marín
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