En este mar de solitarias letras,
atrapadas en una urna de cristal,
brisa que a tus labios no llega,
una condena que no tiene final.
En este erial de las sospechas,
si acaso, con alguna verdad,
entran en juego las promesas,
que sabes que nunca se cumplirán
Noches de insomnio inciertas,
caracolas que te traen el mar
y en los oídos, cantos de sirena,
anunciando paraísos sin final.
Cuando la muerte está tan cerca,
que sólo tienes ganas de gritar,
alguien a tu lado despierta,
haciendo del infierno la ansiada paz.
Rafa Marín
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