Siempre tan paciente y callada,
a veces para mi casi ausente,
porque de ti, casi no se nada.
Pero aquí estamos, para despedirte
y en unas pocas letras rimadas,
desearte paz de todo corazón.
No te supe ver cuando trabajabas,
en ese mostrador sin alma,
en el que hacías tu gran labor,
siempre para mis ojos de espaldas.
Con mis mejores deseos.
Rafa Marín
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