Miro porque la curiosidad me llama,
el fondo de tus ojos dorados,
ese ron que calienta mi garganta.
Me dices si con la mirada
y tus manos trémulas,
son la vida que a mí se abraza.
Ya no hay en mi diario desatinos,
ni viejas calles en llamas.
Sólo este mar tranquilo,
de cálidas y mansas aguas.
Rafa Marín
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