Se va, sin decir ni porque,
como una mariposa que en su hoja,
con la brisa deja de bailar.
El frío se queda en el cristal
y mis dedos, como hormigas,
van perdidos de aquí allá.
¿Acaso la ninfa se esconde,
porque Narciso no está?
Que voluble es ese dónde,
cuando nadie va a contestar.
Esperar a que asome con su rostro feliz
y unos ojos que de mí siempre esconde.
Rafa Marín
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