Cada mañana me asomo,
albatros que no sabe nadar
y entre sueños miro a Mar,
como un niño, con asombro.
Imagino en ella su deidad,
sirenas que sin saber el como,
van fundiendo mi corazón de plomo,
hasta hacerlo como un sol al despertar.
Yo, gavilán que no tiene colmo
y ella que entre olas, pide más.
Rafa Marín
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