Mirar y penar

Mirar, salir al patio y bajo

esta luminosa mañana de otoño,

siempre quererte esperar.

Los rosales traen retoños

y el limonero se blinda de azahar.

No hay bullicio en la calle

y frente al olivo me pongo a esperar.

Dibujó en mi viejo cuaderno,

Los  siempre renglones torcidos;

quién quiere blancos conejos,

pudiendo a una sirena amar.

De todo este tiempo algo he aprendido,

quizás sea el invitar a soñar.

De hombre tuve lo vivido

y lo que el futuro me quiera dar,

mientras de aquí para allá voy perdido,

ya sin esas ganas de jugar.

Brindo con ron lo servido,

que aunque no es mucho,

tuve mucho más que los demás.

Si escribir es de ser atrevidos,

que mienten pretendiendo esa amistad.

Ya dejé de perseguir coños sufridos,

pues el dolor ya nunca se me va.

Es como mirar el sol amigo,

y cegado por siempre quedar.

Alicia y sus pedregosos caminos,

sirenas azules y este puro mar.

Quizás no sea un bien nacido,

pero ya me cansé de la vida penar.

Rafa Marín