Que decirte, compañera.
Si entre lecturas y madrugones,
fuimos aprendiendo lo que es la vida.
Se equivocó, el gran Calderón,
sobre ti y los perdidos sueños.
Tantas experiencias en esta criba,
para acabar yendo más allá,
pues no eres compañera, sino amiga.
Te siento en mi pecho,
pero no con dolor, sino con esa fortuna de ser en él,
una persona a quien tengo en alta estima.
Hemos vivido esos momentos,
mejores o peores nos los trajo Sants,
pero sin ningún reproche a tu labor.
Como dijo William Shakespeare:
"El destino es el que baraja las cartas,
pero nosotros somos los que jugamos".
Y tú siempre fuiste una buena mano.
Y para despedirme que mejor que un soneto de Lope de Vega:
A una dama que se llamaba paz.
Bien pensará quien viere, Paz hermosa,
que he de jugar de guerra en el Soneto,
que pide para vos cierto discreto
de estos que saben solamente prosa.
Estad segura, Paz, de guerra ociosa,
que yo no sé escribir por mamotreto;
sólo de vos diré que en su concepto
sois Paz de muchas guerras victoriosa.
No tanta paz, encareced retiros,
que os sigue juventud ociosa y loca,
y guerra os volverán con persñguiros.
ÑñLa bella retirada a vos os toca,
que temo que vendréis a desluciros,
si siendo Paz, andáis de boca en boca.
Con todo mi cariño.
Rafa