Quiso ser profundo mar
y ola y espuma y sal.
Quiso ser cristalina agua,
en su cálido dulce estar,
aferrada a la verde hoja,
otoño que va a llegar.
Se volvió gris niebla,
escondida en umbríos valles,
subida a las altas cimas,
en un cielo lleno de nubes.
Se volvió inerte arena,
playas del más allá.
Una verdad ahora ajena,
que perdió su sinceridad;
paradoja que se estrena,
como arroyo y nereida.
Rafa Marín
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