He recorrido mundos,
siniestros caminos de soledad,
en los que he mirado mudo,
como florecía la maldad.
He abrazado los túmulos,
bajo la hierba de la iniquidad,
cajones de huesos y susurros,
que cada noche dicen llorar.
Me he sentido tan impuro,
como el cieno y el lodazal,
de los discursos vacíos y absurdos,
de quienes proclaman la verdad.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario