Bajo este implacable sol,
inmaculado cielo de mi desdicha,
van pasando las horas,
aferradas al temor,
de perderse tus miradas.
Escondido en este erial,
arenas sin tiempo,
junto a un mar que no brama.
El día que va cayendo y,
la brisa por el cristal atrapada.
Son sueños en la madrugada.
Así, vida y dolor recogiendo,
¿dónde perdí mis alas?
Que difícil es este cuento,
del que ya huyeron las hadas.
Laberinto de mis lamentos,
soy ese monstruo agraz,
del que tú boca ya no habla.
Ahí, una trinchera sin encuentros
y sin nada que esta pena,
un reproche de tus ojos valga.
inmaculado cielo de mi desdicha,
van pasando las horas,
aferradas al temor,
de perderse tus miradas.
Escondido en este erial,
arenas sin tiempo,
junto a un mar que no brama.
El día que va cayendo y,
la brisa por el cristal atrapada.
Son sueños en la madrugada.
Así, vida y dolor recogiendo,
¿dónde perdí mis alas?
Que difícil es este cuento,
del que ya huyeron las hadas.
Laberinto de mis lamentos,
soy ese monstruo agraz,
del que tú boca ya no habla.
Ahí, una trinchera sin encuentros
y sin nada que esta pena,
un reproche de tus ojos valga.
Rafa Marín
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