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martes, 30 de abril de 2019

A Pascual, por su jubilación

Que largas se hicieron las noches,
que duras, las tardes y las mañanas,
cuando tras un mostrador pones,
la mejor de tus caras cansadas.
Con la ironía y sus sones,
sobres las ies, puntos sin pausa.
Que sabrá nadie de tus razones,
con la broma todo mal espantas.
Hoy, olvidados ya los madrugones,
ante esta mesa y su pitanza,
te damos gracias y rendimos honores,
deseándote una vida muy larga.

Rafa Marín

lunes, 29 de abril de 2019

Viene

Viene,
con su sonrisa sin miedo,
con su elegancia felina,
para mirarme por dentro,
viene.
Viene,
pero no me dice nada,
sólo toma mis manos,
con su eterna caricia,
abre las puertas del cielo,
cuando viene.
Viene,
consuelo en mis noches,
ahuyentando mis miedos,
chamán de la pura paz,
exorcisa mis demonios,
viene.
Viene.
Rafa Marín

viernes, 26 de abril de 2019

El jardinero ( relato corto)


Le sorprendió la vida ya pasada la treintena. Solo y desahuciado, decidió hacer ciertos cambios en su rutina. Dejó las armas en un arcón y en el terreno de atrás, empezó a crear un jardín. Pronto su rudas manos, cambiaron el olor de la sangre por el del estiércol.

Una mañana la vio pasar, flaca, rubiasca y no muy alta. Se miraron sólo un segundo, pero la curiosidad tenía ganas de hacer su juego.

A los pocos días, ella tomaba café en un bar cercano y él, al entrar, reparó en ella y su soledad.

Con un escueto.

- Buenas tardes, llamó su atención y tras pedir permiso se sentó frente a ella.

La osadía, por esta vez se quedó sin premio, pues en ese mismo instante, el camarero traía de vuelta el cambio y ella, tomándolo, se levantó y sonriendo le dijo.

- Adiós.

En ningún momento perdió su encantadora sonrisa, se levantó también y ladeando la cabeza, dijo igualmente adiós.

Casi tenía olvidada la anécdota, cuando un atardecer oyó un fuerte golpe en la calle e inmediatamente el sonido de una alarma de automóvil. Se asomó y como se figuraba, un vehículo, se había empotrado contra el árbol frente a su casa.

Acudió al lugar, entre divertido y preocupado y allí estaba ella. Echada sobre el volante, temblando y llorando. Abrió la puerta del conductor y con suavidad, le preguntó:

- ¿Se encuentra bien?

La mujer giró la cara hacia él, tenía un labio roto. Lo miró con sus ojos llorosos y tristes, en silencio.

La ayudo a bajar del coche y al ver que no se sostenía en pie, la tomó en brazos y la llevó al interior de la casa.

La dejó sobre el sofá, fue a la cocina y preparó una bebida con ron y hielo. Al regresar ella se había incorporado, lo mito y bajo la cabeza. Él le tendió la copa y se sentó frente a ella.

Guardaron silencio unos minutos, las lágrimas volvieron. El hombre, le acercó un pañuelo y ella lo miró directamente a los ojos.

La profundidad de sus ojos lo aterrorizó, el vacío y la resignación, por así decirlo, le llenaban la mirada.

Le preguntó por su estado físico, si necesitaba ayuda con el vehículo y si vivía cerca.

- ¿Tiene a quien llamar?

Ella negó con repetidos gestos de cabeza a la vez que se quebraba entre sollozos.

La dejo vaciarse de su tristeza y fue a servirse él mismo una copa.

Al volver, preguntó otra vez.

- ¿Mejor?

Ella siempre con la cabeza agachada soltó un tímido si y un lo siento.

Él pensó que era la voz más dulce que había oído nunca y se sintió un canalla por desearla.

Estuvieron un buen rato en silencio, él la miraba y ella se dejaba mirar.

- ¿Quiere que la acompañe a su casa?

- No tengo casa, respondió rompiendo a llorar. - Me desahuciaron ayer.

- Si quiere puede quedarse esta noche, mañana todo lo verá de distinta forma.

Ella negó otra vez con la cabeza, levantándose, se dirigió a la puerta, la abrió, y antes de salir, le sonrió tristemente y le dio las gracias.

Desde la ventana la miró alejarse calle abajo, con paso lento mientras miraba al suelo.

Por alguna razón no se lo impidió, estaba tan acostumbrado a la tragedia, que casi se alegró al verla partir.

Esa noche, durmió poco y mal, pero muy temprano escuchó el ruido de un camión en la calle, se asomó, una grúa retiraba el coche accidentado. Sintió la necesidad de saber, se vistió rápidamente, pero antes de estar calzado oyó que la grúa ya se marchaba, se sentó en la cama y suspiró.

Volvió a su jardín, a las plantas que agradecidas florecían y se sintió afortunado. La Soledad de los meses lo envolvía como una manta cálida y confortable.

Una tarde, mientras el sol declinaba y él se esperaba en regar lo que era ya un vergel, la luz despertó con su brillo un arcoíris y vio como la mujer caminaba hacia él.

La imagen lo cegó por un instante, cerró el chorro de la manguera y esperó allí, de pie y sin saber que pensar.

Ella sonrió y se acercó. El no vio el puñal en su mano, sólo sintió un frío que se abrazó a su corazón y no supo que se moría.

Un segundo antes de expirar, pensó en el amor, nunca supo que era.

La mujer, sacó un móvil y confirmó que el trabajo estaba hecho. Luego cortó una rosa Blanca y la puso sobre el pecho del ya cadáver.

- Lo siento, musitó.

- Tú mejor que nadie entenderás que una vez aceptado un trabajo, ya no hay vuelta atrás.

Fin

Rafa Marín


Negros

Negra es esta noche,
de negros regueros,
sobre negros adoquines,
de negros recuerdos.
Negros son los brillos,
como negros los ecos,
que recorren las calles,
dejando atrás silencios.
Negros los duros puños,
como los negros cañones,
que escupieron fuego,
Negros aquellos momentos,
con su negra historia,
con sus olvidados muertos.
Negros, negros, negros...

Rafa Marín

Miro

Miro los surcos preñados,
el cañaveral que se ondula.
Miro el azul luminoso
y la tierra que germina.
Todo esta vivo,
hasta mi mirada perdida.
La tarde me pide silencios,
es ese momento justo,
antes que la función comience,
cuando el escenario se ilumina
y, cual joker, aparece el bufón.
Derramo mis lisonjas baratas,
para que rían poderosos y vagos,
una torpeza que me garantiza:
un mendrugo y una esterilla,
siempre cerca del fuego.
Miro, porque mirar invita
a sentir la emoción pasada,
aquella gloria sin botín,
las eternas malditas madrugadas.
Rafa Marín

miércoles, 24 de abril de 2019

Sin alzar las manos

Sin ni siquiera poder
alzar las manos,
a la noche eterna se entregó.
Cunetas llenas de barro,
amapolas de la perdición,
en su pecho anidaron,
como el céfiro helador.
¿A quién persegís,
esta noche oscura,
de cuchillos tan largos?
No hay cometas explorando,
sólo luces amarillas
y las mujeres llorando.
No quiso levantar las manos,
por qué, dijo gritando;
adelante saltó sin miedo.
No era un hombre sensato,
sólo un joven triste
que se sintió abandonado.
Las paredes blancas y,
los claveles de ellas brotando.
Siempre sufre el pueblo,
siempre los pobres arrodillados;
¿acaso no se ganaron el respeto?
Con su sangre siempre pagaron.

Rafa Marín

El blanco de la espuma

Entre el blanco de la espuma,
olas coronadas de sal,
aparecen tú y tu figura,
como podría eso olvidar.
Desnudos sobre la arena,
que día para poder recordar;
aunque sin querer lo confunda,
con el de la lubina y su jugar.
Viento que corre las dunas,
un momento para soñar.
Atrás se queda, como el tiempo,
como la nube que olvidó pasar,
un paisaje entre mil brumas,
que de mi cabeza se marchará.

Rafa Marín

martes, 23 de abril de 2019

Hay un sueño

Hay un sueño en espera,
que cada amanecer llega,
como un suspiro inquieto,
un corazón que perdido,
a palpitar de amor acierta.
Hay sombras en las luces,
almas que se entregan;
sin miedo viven la vida,
porque el tiempo se las lleva.
Hay, entre la razón
y el caprichoso olvido,
un barquito velero,
que el azul navega.
Hay más del mil motivos,
sangre llenando mis venas,
corazones hoy fugitivos
y mañana pagando condena.

Rafa Marín

lunes, 22 de abril de 2019

Tus ojos

Bajo el fondo de sus ojos,
mella que el tiempo creó,
se descubren los pesares,
que la vida sobre ella dejó.
Algo que el rímel no quita,
un pasado que nunca durmió;
noches que son pesadilla,
no la envuelve ya su olor.
Pero, ¿qué temes chiquilla?
Él, solo era un ave que voló,
una hoja de otoño que brilla,
bañada por la luz de tu recuerdo.

Rafa Marín

Redoblan los timbales

Resuenan los timbales,
bajo los arcos piafan,
como dragones de tierra,
los caballos de combate.
Alzadas las picas ondean,
pendones llenos de aire.
Las mujeres los vitorean,
en silencio lloran las madres,
¿para qué esta guerra,
en la que no vencerá nadie?
Todo al rugir de los timbales.
Caballeros de alta testa,
peones sedientos de sangre,
el dorado el ansia despierta,
botín con forma de anillos,
de dientes y también puñales.
Bienvenida sea la guerra,
con algunas tristes hazañas
y arropada por todos los males.

Rafa Marín

sábado, 20 de abril de 2019

Se filtra la luz

Se filtra la luz e ilumina su silueta
y despierta en mi cuerpo la pasión,
esa verdad que no está escrita,
la que sólo conocemos ella y yo.
Pero la luz del amanecer se filtra,
quiere que seamos, un alma y un cuerpo,
la misma desesperada ilusión.
Un reflejo que en la pupila,
se vuelve pupila y sonrisa y miedo
y esa indescriptible sensación.
Estás vivo y sientes y amas,
¿quién puede pedir algo mejor?

Rafa Marín

viernes, 19 de abril de 2019

Cansancio

El cansancio ese que viene,
el que te atrapa por detrás,
cuando ya nada esperas.
La sucesión de horas,
el hastío en cada ronda.
Una foto que es reproche
y una presencia que te obliga.
Horas de ver partir y arribar,
sin olas ni gaviotas,
sólo el murmullo disonante
y metálico de esta vieja realidad.
Un viaje de vuelta interminable
y un sueño que llega tarde;
madrugada que no quiere soñar.
Quizás todo llegue más adelante,
cuando los días sean sólo días
y nada te obligue a trabajar.

Rafa Marín

Tristeza

Era sólo una tristeza,
como un trozo de carne;
cosecha del oscuro lupanar.
Se sentía usado y vencido,
mascado, lomo de montura,
que ansia de una vez llegar.
En sus manos un vacío,
cuatro cobres y un pan.
La cosecha de todo un año,
cenizas que no puede tragar.
Pero en la suerte aún confía,
ese fruto amargo de la necesidad;
si por ventura a él le tocase...
Así, con esa tristeza ya eterna,
mira los días que dejó atrás,
la dura película de su puta vida,
preguntándose, ¿ cuando acabará?

Rafa Marín

Se aleja

Poco a poco se aleja,
como el esquife de vela blanca,
que al horizonte va.
Como la nube solitaria en el azul,
como la mano que dice adiós,
desde el andén se queda atrás.
El tiempo pasa y nada nuevo trae,
quizás algún recuerdo,
que él mismo, un día matará.
Así se marcha su presencia,
jugando con la casualidad.
Rafa Marín

Blancos infinitos

En esos blancos infinitos,
cimas que añora mi ser,
fui dibujando caminos,
distancias que recorrer.
Un zurrón y dos panes,
enjuto cuerpo para querer,
con una sed insaciable.
¿Quién de la dorada fuente,
no querrá en este día beber?
¡Ay! Corazones urgentes,
siempre perdidos en el ayer,
como marionetas sin cuerdas,
mariposas hechas de papel.

Rafa Marín

martes, 16 de abril de 2019

Nuestra Señora

A la sombra de sus muros,
hay un cajón de arena.
Arbotantes y gárgolas,
ese lugar observan.
Unos árboles y dos ancianos,
que con su nieto juegan.
Notre Dame la hermosa,
la de las viejas piedras,
en pálidas noches de luna,
se asoma al río la señora,
sobre sus aguas se refleja,
París por entero la adora.
Anoche mientras ardías,
voces salen de sus gargantas,
que grande es la melodía,
cuando un pueblo unido canta.
Rafa Marín

lunes, 15 de abril de 2019

Entre sueños

Tras los sueños he perdido,
algo más que el corazón.
Dejé mi cuerpo vencido,
hojas caídas en un rincón.
De la lluvia he aprendido,
también de las lágrimas al sol.
Hay un mundo en mis intestinos,
cuando canto nuestra canción.
Soledades sin más destino,
entre la niebla vago yo.
Hay delante de mí un camino,
que me lleva a la perdición;
entre los jardines del olvido,
una fosa, que es reposo sin dolor.
Rafa Marín

sábado, 13 de abril de 2019

Bajo este sol

Bajo este implacable sol,
inmaculado cielo de mi desdicha,
van pasando las horas,
aferradas al temor,
de perderse tus miradas.
Escondido en este erial,
arenas sin tiempo,
junto a un mar que no brama.
El día que va cayendo y,
la brisa por el cristal atrapada.
Son sueños en la madrugada.
Así, vida y dolor recogiendo,
¿dónde perdí mis alas?
Que difícil es este cuento,
del que ya huyeron las hadas.
Laberinto de mis lamentos,
soy ese monstruo agraz,
del que tú boca ya no habla.
Ahí, una trinchera sin encuentros
y sin nada que esta pena,
un reproche de tus ojos valga.
Rafa Marín

viernes, 12 de abril de 2019

La amiga ( relato corto)


Tenía una amiga, por descontado, ya no lo es. Verán les cuento.

Nos conocimos por casualidad y a mí me caló muy profundo. Era guapa, pero de verdad, alta, elegante y muy educada. Por alguna razón, no le expresé mis sentimientos, creo que sí sabía de mi amor, se alejaría para siempre.

Yo no es que fuera un tío mal parecido, puedo jactarme de haber seducido y haberme dejado seducir por mujeres muy hermosas, pero a ella la veía especial.

Así que ahí andaba, entre dudas y temores. Todo por una muchacha a la que veía pura y virginal.

Pero un día, me llamó y me invitó a pasar la tarde en su casa.

Fue un momento mágico para mí, imaginen, ella me invita a su casa.

Y allí que fui, arreglado como un novio y temblando como un flan.

Preparó café y un trozo de tarta, de repente, mirándome a los ojos me dice:

- Tienes que hacer algo por mí.

- Lo que quieras, respondí

- Verás, continuó, tengo un amigo y viene a cenar.

- ¿Y?, repuse yo, algo escamado.

- Como cocinas bien, te importaría preparar una cena y dejarla preparada. Así, cuando llegue, pensará que la hice yo. Es muy importante.

Como comprenderán, se me vino el alma al suelo; pero le dije que sí.

Quedamos y el día en cuestión, allí que fui.

Me pasé toda la tarde cocinando entre halagos. Por fin llegó la hora y con prisas me despidió, sin tan siquiera pagarme los alimentos que compré para hacer la cena.

Ensalada de endivias con queso azul.

Sushi de atún rojo, marinado en lima y vinagre balsámico.

De postre; de postre, nido de crema pastelera con mermelada de frutos del bosque y aderezado con laxante.

Por supuesto esto último no se lo dije.

Pasadas unas semanas nos encontramos y sin mediar palabra, me soltó un...

- Hijo de la gran puta.

Yo ... me dio la risa floja, nunca más la vi.



Fin

Rafa Marín


Recuerdas y recuerdo

¿Yo estuve allí, recuerdas?
Fue un mágico baile de miradas,
suspiros y ayes quedan,
mientras una canción,
es la fe de quien se entrega.
Todo fue ser, nada más;
entre juegos de amor,
sin ventanas al cielo abiertas.
Fue la magia de al tiempo  parar,
un susurro, el horizonte entre las cejas,
como sentir del mundo su única verdad.

Rafa Marín

jueves, 11 de abril de 2019

Hay en este país

Hay en esta amada España,
la del, vamos a por ellos,
una moral que nos mata;
mensajes de los asesinos,
que confunden las almas.
Hay un odio mezquino,
la incultura que se propaga,
un negro alquitrán que habla.
Son los que separan las razas,
los que a los débiles señalan.
Hay en este país pena y miedo,
el recuerdo de mil represalias.
Hay cunetas con sus muertos,
olvidados huesos que reclaman,
y que solo obtienen silencios,
de los que a la libertad proclaman.
Hay en este país un problema,
que comienza a ser muy serio,
nos invaden con sus mentiras,
con su voz nos amedrantan.
Hay en este país sangre olvidada,
sed de justicia y una cruel ley,
que con su maldad a todos ata.
Rafa Marín

miércoles, 10 de abril de 2019

El espejo ( relato corto)

Había ganado el sorteo de la lotería y desde entonces se dedicaba a recorrer el mundo, sin más pretensiones que vivir una vida de tranquilidad y conocimiento.
Al llegar a aquel pequeño pueblo perdido entre las montañas, descubrió que había una feria de antigüedades, un paraíso.
Según le informaron en la recepción del único hotel, era el primer año que se celebraba, pero que en dos días acabaría.
Pasó la tarde recorriendo  stands y comprando algunas chucherías para decorar el magnífico castillo que poseía y que estaba en restauración.
Compró, desde armaduras y armas medievales, hasta botes de cerámica y cristal. Casi estaba oscureciendo, cuando llegó al último stand, pero ya estaban cerrando.
A la mañana siguiente se despertó pensando en ese último stand, desayunó y casi corrió hasta aquella posibilidad de encontrar un tesoro.
Al entrar en aquel sitio, lo invadió una sensación desasosiego. Como si algo lo observara y le transmitiera malos pensamientos, pero enseguida se le acercó la mujer y con un...
- Buenos días caballero, ¿puedo ayudarle?
... hizo que olvidase aquella idea.
Se presentó y tras explicarle lo que buscaba, ella le invitó a mirar un catálogo con las antigüedades de las que era propietaria. Le informó que su tienda se encontraba en Quedlinbourg, una ciudad de la Alta Sajonia alemana.
Él sonrió satisfecho, y tras adquirir algunas de las antigüedades expuestas, quedaron para poder visitar la tienda y la ciudad, para el mes siguiente.
Tal como prometió, pasados 30 días llegó a la ciudad.
Quedó maravillado por las casas, entrelazadas unas con otras, formando un laberíntico paisaje, tan bello como sobrecogedor.
Se tomó el día para pasear y conocer esta pequeña ciudad, comió solo y se retiró pronto a descansar.
El día amaneció espléndido y tras el desayuno, camino hasta la tienda de antigüedades. Allí le esperaba la mujer. Recorrieron las salas abarrotadas y ella, le mostró aquellas piezas que a él podían interesar.
Después de algunas compras, la mujer le ofreció ver un salón, según le dijo, con algunas exquisiteces que el sabría valorar. Nada más atravesar el umbral de una puerta tachonada con rodelas de bronce, el notó lo mismo que aquel día un mes atrás. Se sintió atraído por un objeto cubierto por una sábana.
Preguntó, a la vez que alargaba la mano.
- ¿ Qué es esto?
La mujer, con un rápido movimiento, sujetó su mano a la vez que decía.
- No está a la venta.
- Pero... ¿Qué es? Repuso contrariado.
- Nada que le interese.
El hombre, se disculpó y ambos salieron.
Tras pagar las adquisiciones, salió de la tienda, para volver a su residencia.
Durante el viaje de vuelta, no pudo dejar de pensar el objeto cubierto por la sábana, empezó a maquinar la forma de obtenerlo, de una forma u otra.
Al llegar a casa, buscó su agenda azul, en ella se sucedían nombres y números sin orden aparente. Encontró el que buscaba y marcó el número que le precedía.
- X, soy ... necesito que hagas un trabajo para mí.
La conversación se alargó durante unos minutos. Luego se recostó satisfecho en su sillón.
Pasaron un par de semana y recibió la llamada de X.
- Todo ha ido como la seda, aseguró la voz.
- Bien, nos vemos en el castillo mañana.
Llegó muy temprano al castillo, estaba impaciente y quería recorrer pasillos y salones antes de que llegasen los operarios que casi habían terminado la restauración.
La niebla cubría el entorno, y desde un ventanal vio acercarse al pequeño camión. Este se detuvo a la entrada y reconoció a X al apearse.
Bajo deprisa, pero el último tramo lo hizo con estudiada lentitud, demostrar mucho interés, era perjudicial en ciertos "negocios".
Saludo a X por su nombre, y este, algo nervioso, le pidió donde instalar el objeto.
- Tengo algo de prisa, se excusó.
Dos ayudantes fornidos, trasladaron el objeto, aún llevaba la sábana y esto, extraño al millonario.
Una vez instalado,  pagó lo estipulado, no hubo regateo ni bromas ni apretón de manos, X y sus acompañantes se fueron casi a la carrera.
Al quedarse a solas, volvió a sentir esa sensación desapacible y la seguridad de que era observado.
Sacudió la cabeza como para sacudirse esas sensaciones, respiró hondo y sujetando la sábana, dio un enérgico tirón de ella.
Quedo fascinado,  ante él un espejo. La orfebrería en bronce del Marco le impresionó, camino alrededor de él, despacio, disfrutando de la belleza e imaginando ya, como quedaría en su habitación.
Entonces lo oyó, del espejo nació una risa siniestra.
- ¡Imaginaciones mías! Grito.
La risa se hizo más profunda si cabe. Luego la voz, un susurro que le invitaba.
- Ve, decía, mira tu reflejo.
Se situó frente al cristal cromado, este empezó a cambiar. De repente, tiró del hombre y lo atrapó dentro de sí.
Esa misma noche apareció la anticuaria.
Se arrodilló ante el espejo y esperó.
- Muy bien, mi discípula. Te has ganado otros 2 años más de juventud.
- Pero recuerda, necesito más almas, ve y consíguemelas.
- Si mi señor, contestó la mujer.
Tapo el espejo con la sábana y al día siguiente unos operarios lo devolvieron a la tienda.
Fin
Rafa Marín

Del cielo

Como si del azul cielo,
pétalos las nubes tirasen,
veo sin oír,
mi nombre en tus labios.
Y siento el vuelo,
que imagina el colibrí,
al dejar caer tus párpados.
¿Verdad?
Di que es así,
que me has mirado
y que has sentido tu cuerpo,
como un Lázaro revivir,
en ese parpadeo instantáneo.
Dímelo, aunque debas mentir,
que tengo sed de todo eso,
de lo tu quieres de mí para ti.
Rafa Marín

He recorrido

He recorrido mundos,
siniestros caminos de soledad,
en los que he mirado mudo,
como florecía la maldad.
He abrazado los túmulos,
bajo la hierba de la iniquidad,
cajones de huesos y susurros,
que cada noche dicen llorar.
Me he sentido tan impuro,
como el cieno y el lodazal,
de los discursos vacíos y absurdos,
de quienes proclaman la verdad.

Rafa Marín

No busques

No busques una lámpara,
sobre la que colgar tu felicidad.
Ella es la luz que te ilumina,
aunque tú te quieras columpiar
como una niña temerosa,
bajo los techos de la soledad.
No busques mis ojos,
que no tienen esa conciencia;
mi mirada ya no brilla,
es el frío reflejo de un cristal.
Un fantasma en los páramos,
un girón de niebla y humedad;
cansada vida que quiere escapar.
No quieras colgar tu pura risa,
entre estos lares infecundos,
los dioses ya olvidaron el hogar.
Ahora cantan satisfechos,
pues bajo sus pies todo es soledad.

Rafa Marín

Te haces

Te haces canción,
pero no te sé tararear.
Eres como la brisa que rola,
despertando olas en el mar.
Te haces sueño que camina
y yo camino, que no andarás.
Dejé de ser el osado destino,
así funciona la casualidad.
Te haces verbo sin impronta,
un silencio que nació partido;
como la tormenta al estallar.
Rafa Marín

lunes, 8 de abril de 2019

Soledad

Prendida lleva del alma,
esta fe que la consume;
a veces dolor y nostalgia,
y que entre dudas se resume.
¡No, se grita, que ya basta!
Quiere los amores inmunes,
que desengaños no traigan;
que la mentira no usen.
¡Ay! Flor de las montañas,
que de edelwais presume,
por ser tan alta y tan blanca.
¿Qué es lo que la confunde?
¿Qué es lo que su voz extraña?
La noche tiene en sus tuntunes,
todo por lo que sus ojos claman.
Rafa Marín

domingo, 7 de abril de 2019

Recuerdo

Escondida aquella belleza quedó,
entre las páginas amarillentas,
vive su sueño de olvido la flor.
Apenas una mancha que las impregna,
perdió con el tiempo aroma y color.
Por casualidad mis ojos la encuentran,
aquella canción y 20 poemas de amor.
La rosa mi memoria despierta,
que lejos aquel ángel voló.
Ahora, que mi alma la recuerda,
boca que la mía nunca besó,
escapa de mis labios cual tormenta,
un suspiro que sabe a viejo dolor.
Rafa Marín

viernes, 5 de abril de 2019

Vida y muerte

Si con mi vida o mi muerte,
algo pudiera en ti arreglar.
¡Oh! Dioses, quisiera esa suerte,
y ver que tu vida vas a gozar.
Si con mis ojos tu cara pudiera bañar,
esa salada fortuna que en mí,
nadie nunca verá asomar.
Hoy y, cuatro días que pasarán.
La locura de tus sueños y de los míos;
la tristeza de su cruel verdad.
Rafa Marín

jueves, 4 de abril de 2019

El despertar ( relato corto)

Despertó con la boca reseca y una sensación de miedo en la cabeza.
Al principio no sabía quién era, ni donde estaba. Era como si hubiese nacido con 30 años en un lugar que se le antojó, frío y distante.
Poco a poco tomó conciencia de sí. ¿Pero, donde se encontraba?
Al poner los pies sobre el suelo, notó como si en su cerebro se proyectarán flashes del recuerdo. Se sintió perturbado. ¿Qué pasó la noche anterior? ¿Dónde se diluyó la realidad de sus actos? ¿Quién o quienes le acompañaban?
Al mirar en derredor, descubrió que era una habitación de hotel, aunque un tanto extraña.
Las paredes estaban pintadas de sucio, como si el tiempo se hubiera desatado cual pintor del gris y el ocre, como un niño que sufre y con sus manos ensangrentadas expresa su dolor.
Vio dos puertas y se dirigió a la más cercana, no pudo abrirla, el pomo no se movía, parecía ser un objeto decorativo más que una utilidad. Se acercó a la segunda, pero esta se abrió un momento antes de que él alargará la mano y su intención. Ante sus ojos se mostraba una imagen dantesca; retrocedió asustado.
Suelo, paredes y techo y cada uno de los elementos de la habitación, estaban cubiertos de lo que parecía ser sangre.
En el interior de la bañera, el cuerpo de un hombre desnudo y a medio descuartizar. No tenía cabeza y pies y manos descansaban sobre el torso, incrustados en la brutal herida que casi partía éste en dos.
Se sintió mareado y se volvió a la cama, creyó que no podría dormir, pero cerró los ojos y todo desapareció al instante.
Despertó, con la boca reseca y una sensación de miedo en la cabeza.
Todo se repitió como la primera vez...
Las dos puertas, una cerrada y la otra ...
Esta vez, su interior estaba impoluto. Suspiró lleno de alivio.
- Un sueño, se dijo a sí mismo.
Quiso asearse, pero la grifería del lavabo estaba rígida. Se acercó a la cama y quiso tomar el teléfono, no fue capaz de levantar el auricular.
Se sintió mareado y se volvió a tumbar sobre la cama.
Despertó, con la boca reseca y una sensación de miedo en la cabeza...
Repitió los gestos de la segunda vez...
Despertó...
Despertó...
Repitió una y otra vez, casi hasta la agonía.
Fue a tumbarme por enésima vez y lo vio. La cama estaba hecha, sin arrugas, nada evidenciaba que hubiese estado tumbado en ella. Desesperado, buscó su abrigo, sus pertenencias, nada, no halló nada.
Gritó y se puso a sollozar, le pareció oír el eco de su grito y unos pasos furtivos que se alejaban.
La puerta de la habitación estaba abierta, corrió hacia el hueco, pero no cruzó el umbral, sentía un miedo cerval, algo esperaba fuera para hacerle daño.
Escuchó otra vez las voces susurrante y se escondió bajo la cama. Esperó, vio como entraban unas sombras, como cuchicheaban y como se alejaban cerrando la puerta.
Despertó...
Despertó...
La dinámica se repetía incesante, gritó y gritó y gritó...
Las voces susurrantes volvían y él se ocultaba cada vez.
Por fin, una de esas veces decidió enfrentarse a las sombras que susurraban. Entonces los oyó.
- Si, está es la habitación.
- Entonces, ¿fue aquí donde se cometió el horrendo crimen?
- Aquí mismo. Dicen que algún tiempo después, se empezaron a oír gritos y llantos desconsolados.
- ¿Usted los ha oído?
- Mire, respondió una de las sombras susurrantes, llevo poco tiempo trabajando aquí. Yo no sé nada.
Fin
Rafa Marín.

Del derecho y del reves

Del derecho y del revés,
sueño que ahora se despierta,
a veces una verdad que acierta
y que mis ojos no pueden ver.
Perfume de flor abierta,
de la que en otra vida sabré;
mundos que mi ser inventa,
con una insaciable sed.
Esa lejanía de tan cerca,
nube que no se deja querer.
A veces orilla que se aleja,
otras ola que sueña volver,
siempre inocente sonrisa,
que asomada quiere saber.

Rafa Marín

Sé, como tú sabes que sé,
aunque ninguno lo diga.
Sé, porque así tú lo quieres,
un poco menos que ayer
y que el futuro me maldiga.
Sé, aunque mi boca no lo grita,
ni tu nombre ni tu querer,
que poco a poco me olvida.
Sé, ¿cómo quieres que lo diga?
Si, ese siempre fue tu poder,
no la inocencia que yo creía.
Rafa Marín

miércoles, 3 de abril de 2019

La verdad ...

La verdad escrita en piedra,
que no es verdad si bien la miras,
sino otro cúmulo de mentiras,
que crece como la hiedra.
Este sueño que se nos llevan,
mientras dormimos llenos de ira,
porque otro mal nos mira,
no hay dios que nos entienda.
La verdad dura y esquiva,
labios que silenciados tiemblan,
porque saben que si bien miras,
no hay verdades sino emblemas.
Caprichos de esta puta humanidad,
siempre sin juzgar sus vigas,
perdida en lo que el poder quiera,
no ve las manos abiertas y tendidas.
Quizás si de mi afán dependiera,
quizás su tú a tu voluntad invitas,
este mundo cambiar pudiera,
desterrando de su faz la envidia.

Rafa Marín

Memoria

En la derrota está mi honor
y también mi gloria;
tiempo es ya de marchar.
Mi nido será un hueco,
bajo las frías cunetas.
Para ver cada primavera,
el despuntar de las flores:
rojas, amarillas y violetas.
Si, ahí, olvidado por los años
y por su memoria fugaz.
Rafa Marín

Quiso ser

Quiso ser profundo mar
y ola y espuma y sal.
Quiso ser cristalina agua,
en su cálido dulce estar,
aferrada a la verde hoja,
otoño que va a llegar.
Se volvió gris niebla,
escondida en umbríos valles,
subida a las altas cimas,
en un cielo lleno de nubes.
Se volvió inerte arena,
playas del más allá.
Una verdad ahora ajena,
que perdió su sinceridad;
paradoja que se estrena,
como arroyo y nereida.

Rafa Marín

Gritos

Se llenan con mis gritos,
que son hambre extraña,
estos huecos de huesos
y carne de mis entrañas.
¿Cómo hacer silencios,
a este mal que ataca,
la vergüenza de España?
Patriotas de medio pelo,
siempre son unos bocazas,
de bandera en el pecho
y en el capital las garras.
Se alza viva dura mi voz,
que quisiera ser guadaña,
de un tajo poder acabar,
con todas estas cabezas,
que están robando mi patria.
Rafa Marín

Seré

Seré arroyo que salta.
El musgo que crece,
entre las rocas gastadas.
Raíz en la sombra seré,
un largo camino sin meta,
una noche de estrellas,
una sombra que se alza.
La fría muerte seré,
cuando la esperanza caiga.
Un negro fondo sin luna,
de paredes sin grietas,
la vida, que tal como llega,
como un suspiro se escapa.

Rafa Marín