Vuelven ahora
los recuerdos
de aquellas
noches
que sólo
existieron en mis sueños.
Cuando la luna
sobre tu piel salía
en aquella playa
de Cádiz
junto al faro de
Trafalgar.
Las noches de
tormenta
que sacudían el
estrecho
con sus luces
fantasmales.
Y tus abrazos,
tan intensos
como grandes
eran tus miedos.
Yo me ufanaba de
valiente,
de no creer en
las ánimas,
mientras cruzaba
dos dedos en mi
espalda.
Esperando el
momento supremo
de sentir el
palpitar de tus senos
en mi pecho y el
liviano beso
que de tan
urgente
más parecía
suspiro que roce.
Así nos unían
aquellas noches
que no vivimos.
Porque Tú sólo
eras
un fantasma de
aquel faro.
Rafa Marín
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