Perdida está mi
mirada
en las desoladas
vastedades
del universo
nocturno,
al que siempre
recurro
cuando me
atrapan los miedos.
En ellas,
lejanas luminarias
que en mi alma
arraigan
como las malas
hierbas
de una cosecha
funesta.
Futuro roto
entre los gemidos
de cachorros
perdidos
en las calles
vacías y malditas
de esta ciudad
del infortunio.
Así van
cayendo del oscuro cielo
los miles de
recuerdos.
Luna de enero
entre las brumas
de un mar
sereno que no abriga,
arrastrando
todo con su incesante marea.
Rafa Marín
Triste y Bonito....
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