Atrapado en la
belleza
de esta
brillante telaraña
que a mis ojos
embriaga
sin dejarme la
oportunidad
de escapar de
los recuerdos.
Un sueño que en
mi mente
se apaga, vela
es del altar
en la oscura
noche que hoy
puedo otra vez
imaginar.
Me sumo al
sortilegio de este
amanecer en
los cantos
de niños tristes
susurrando.
Mantras
inefables de esta verdad.
Condenando
inocentes gargantas
al fuego soez
que mis manos lanzan,
para poder estar
otro día más
en este mundo,
soportando
las ilusiones
no renovadas.
Rafa Marín
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