Las tardes como
la de hoy
me remontan a mi
pasado.
Siempre conmigo presente
y por siempre
inacabado.
Me recuerda el
muy bastardo
dónde adquirí la
destreza
que demostré en
los trabajos.
Ahora pienso en
las largas noches
de frío y del
angustioso miedo.
Con aquella
turbia mirada
que me dejaba el
alcohol
y las
despiadadas razias.
Sentado en este
austero despacho.
Miro, una foto
del ayer,
la daga que a un
muerto robé,
papeles, lápices
y bolígrafos.
Pero en ellos no
encuentro
ni la paz
ansiada ni el sosiego.
Lo juro que no
miento,
cada noche
espero que me alcance
este pasado,
incluso cuando duermo.
Rafa Marín
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